La casapuerta en la radio

 

 

Estas son algunas de las imágenes que quedaron de mi paso por el programa El Puerto Cultural de Radio Puerto. Mi agradecimiento a todo el equipo por el afecto y el cariño con el que me recibieron. Gracias a Paqui Ayllón por su capacidad de emocionar, a Jesús por ponerle banda sonora a una tarde inolvidable, a Julieta  por traer sus películas y la chispa de su sonrisa, y a Cecilia Gatica por saber leer entre líneas y abrir cada uno de los momentos que se guardan en Historias de una casapuerta.

 

UN AMOR EN EL TRASTERO

 

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Las dos entradas de un cine de verano, de una película que ya no recuerdo, pero que esperamos hasta el final para ver los títulos de crédito. La letra de una canción de un grupo que desapareció sin dejar rastro y que han repuesto en un programa de televisión un domingo por la tarde de este invierno pasado. Las cartas arrugadas dentro de los sobres abiertos, salvo la última que no tiene matasellos, ni remite, pero que dejé en el buzón de tu casa pero que nunca leíste, y me la devolviste por debajo de la puerta. La fotografía de un atardecer en la playa de nuestro primer otoño juntos. El bolígrafo de tinta roja con el que dibujaste en una servilleta de ese bar que cerramos al amanecer, un corazón atravesado por una flecha, pero que se difuminó una tarde de lluvia y tormentas. Un libro de poemas que no tiene dedicatoria, pero en el que escribiste tu nombre en todas las páginas impares. Una fotografía tuya tamaño carnet y otra que aparece rota por la mitad, porque algunas historias se quedaron a medias. Una cinta de casete donde grabaste tu voz para que me fuera la cama escuchando tus buenas noches. La postal que no enviamos de cuando estuvimos el fin de semana en Barcelona y pusimos en la puerta de la habitación del hotel la tarjeta de do not disturb, porque decidimos comernos el please. Nuestra última cajetilla de tabaco, donde quedaron tus labios marcados en la boquilla del último cigarro que nos fumamos juntos.  

Esta mañana estuve ordenando el trastero y colocando las cajas en una estantería de metal.

CORAZONES DE CRISTAL

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No creo en esas Cenicientas protagonistas de cuentos,
en esas aspirantes a princesas que huyen en la media noche.
Las que regresan a sus casas en carrozas adornadas de lujo,
tiradas por corceles que sirven de lacayos
a los que pagan con dos monedas arrojadas con desprecio.

No creo en esos príncipes convertidos en zapateros
que se enamoran de lo primero que ve,
y que no saben lo que es el amor a primera vista,
ese que el ciego sabe ver, porque es el único,
el único que tiene ojos que conocen lo que es mirar.

No creo en ninguna de esas historias de finales,
en ninguna de sus moralejas escritas sobre un papel.
Solo creo en esos corazones de cristal,
lo que se rompen en silencio durante las madrugadas,
pero que con en el amanecer que se cuela entre las cortinas,
saben lo que es levantarse, poner los pies en el suelo, y volver a caminar.