Fulanito es mejor que Menganito. Y Menganito es mejor que Sultanito. Conforme a esta teoría comparativa podríamos concluir que Fulanito es mejor que Sultanito. Y si queremos hacer hincapié en lo negativo, añadiríamos que Sultanito se encuentra en el escalafón inferior de esa tabla de comparación.
Es cierto que dicho así, sin más información ni más datos, podríamos pensar que esta medida comparativa puede no resultar real. Asumo la responsabilidad de mi error, y sobre todo, después de haber leído hace unos días en dos sobres de azucarillos (fuente de energía ahora despreciada, pero que difunde citas célebres de los personajes insignes de la humanidad), dos citas de Einstein que decían: «Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas un pez por su habilidad de escalar un árbol, pasará su vida entera creyendo que es un necio» y «La educación es lo que permanece después de que uno ha olvidado lo que aprendió en el colegio».
Lo de los sobres de azúcar me dejaron un sabor dulcificado para comenzar la mañana, pero el edulcorante duró poco. A las pocas horas leí una publicación en Facebook de Javier Gallego, profesor y compañero de letras poéticas (hago esta afirmación de sentirme compañero con el rubor de equipararme a alguien que maneja el lenguaje y el verso como nadie), y dijo que arrojaba la toalla, al publicar la respuesta de un alumno de 4º de ESO en el que respondió en una prueba, algo así como que Napoleón fue el artífice de descubrir que la tierra no era plana.
De manera inevitable me vino a la mente aquellas palabras de la que fue ministra del gobierno de Rajoy y que en su tabla de comparación no colocó en buen lugar a los escolares andaluces, y en definitiva, al sistema educativo andaluz. Aquello provocó la reacción de los guardianes de la patria andaluza ante el supremacismo de esa élite que hace trashumancia política más allá de Despeñaperros, e incluso de Sierra Morena para abajo. Los andaluces de a pie, a esos que muchos llamarían siervos del señorito cortijero, y mas aún después de ver al líder de Vox a lomos de un caballo como John Wayne en el lejano oeste (al este de Andalucía), y no de Curro Jiménez por la subbética cordobesa, nos sentimos ofendidos porque una vez más, nos volvían a colocar en lo más bajo de esa tabla de comparación.
En aquel tiempo, cuando el ruido se hacía más ruido, llovieron peticiones de rectificación a la que fue en su día ministra, y se reclamó que no se insultara más a esta tierra vapuleada históricamente desde otros territorios de este país. Aquello no me gustó, porque uno también padece de sensiblería territorial de vez en cuando, pero tampoco porque los representantes políticos hicieron bandera del victimismo como argumento de defensa de esta tierra.
Hoy, cuando el foco de las noticias ya se encuentran en otro lugar, las primeras páginas de los periódicos se centran en otros sucesos y los programas de radio ya no se hacen eco de aquellas tablas comparativas, dónde se encuentra el debate sosegado, dónde está la discusión con argumentos de un lado y otro que hable de encontrar una solución, no mágica, pero sí adecuada a que tengamos un mejor modelo educativo. Dónde están ahora esos dirigentes, dónde estamos cada uno de nosotros. Si seguimos pensando que los demás son unos necios, dónde está la educación. Si continuamos así, los necios y no educados crecerán como los resultados de una tabla de multiplicar.
No puedo evitar recordar aquellas dos citas de Einstein, y pensar qué es lo que diría si descubriera que sus frases han quedado como mensajes enlatados en un sobre que se arroja al cubo de la basura.
Supongo que la respuesta a todo se encuentra en la teoría de la relatividad.
Me pueden enseñar las tablas de multiplicar quiero aprender
La ayudaría encantado
Vaya, jamás pensé que las tablas pudieran dar para tanto!