Como el hielo derretido en un vaso de whisquy
que se encuentra abandonado junto a una jukebox
desenchufada de la pared.
Como las colillas en un cenicero
que hace días dejaron de humear.
Como los diarios escritos a media tarde,
cuando ni el atardecer ha pensado en asomarse
allá por el horizonte.
¿Qué sabes tú de las mentiras?
No existe roce de piel, ni besos,
ni caricias amputadas por la distancia.
No hables de verdades a medias,
ni de historias inventadas sobre un papel.
No pongas sueños en los labios
porque en tu boca cerrada
navegan las promesas rotas.
¡Escupir palabras!, eso haces.
Cortar la carne con un cuchillo desdentado,
comerte las vísceras de tu propia angustia.
El olor a sangre te excita,
la muerte saborea el silencio
que se relame dentro de ti.
En el engaño chapotea tu miseria
como en el espejo se refleja tu ausencia.
Muy frío…Mucho resentimiento y quizá poca verdad…Pero quién dijo que la crueldad no es parte de unas letras maravillosas? Un saludo Antonio. No he estado por aquí porque estuve enferma. Reponiendo fuerzas ahora…
A veces el dolor desprende ese aroma, el despecho por los recuerdos. Forma parte de la propia esencia del ser humano, pero no olvidemos que solo es un poema…Espero que estés más recuperada. Un fuerte abrazo
Muy duro y a la vez impresionante. Llega hasta la emoción al que lo lee y se mira dentro de sí, ¿seré yo el culpable?
Un abrazo Juan Antonio
Muchas gracias por tus palabras. Si provoco una reflexión con eso me quedo satisfecho.
Un abrazo muy grande