Estas imágenes tuve la oportunidad de capturarlas en la tarde de ayer en la playa de Rota (Cádiz). En pocos minutos, casi en segundos, la naturaleza demostró una vez más como es capaz de transformar la calma en ira, de mostrarse serena a enseñarnos lo que esconde en su interior.
¿Dónde escondemos los seres humanos nuestra ira oculta?
Muy adentro. Aunque depende de la persona, aflora a la superfície con más rapidez y fuerza, que en otra. La gestión de las emociones no es fácil y el control de la ira es el más difícil.
Bonitas fotos y muy buena reflexión.
Un abrazo, Juan Antonio! 😊
Comparto contigo tu reflexión Lidia. Es curioso que estando tan adentro, somos incapaces de detenerlo cuando quiere salir al exterior. Un abrazo Lidia y buena semana
En las tripas creo yo. Y a veces es como una tormenta imprevista, llega y descarga toda la fuerza.
En las tripas se concentra el amor y el odio, y como bien dices, es una tormenta que resulta imparable. Feliz semana Ana y gracias por compartir tu reflexión
Antonio, creo que la ira es difícil de esconder, pero sí es, creo, fácil de solucionar…basta con imaginarnos que es un cometa que nos ha rozado, solo eso, rozado sin lastimarnos. De inmediato abocarnos a alguna actividad que nos agrade y nos saque rápido del tema.Pasados algunos minutos va cediendo.
No le demos el gusto de que nos lastime…
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No sé si se podrá solucionar, porque parte de ella se soluciona con el perdón y el perdón se acerca a los mares del olvido, y no tengo claro, si sabemos perdonar y olvidar. Pero dices bien, no demos gusto de que nos lastime. Un abrazo y buena semana