Quiero daros las gracias por soportar mis letras desordenadas, esas que un día quisieron encontrar su propio camino. Por mis palabras perdidas en un mundo de silencios, y por mis reflexiones, a veces absurdas, pero que han deseado rasgar un trocito del alma. Hoy quiero daros las gracias porque si he llegado a este punto, al final de un recorrido, hoy comienza un nuevo trayecto que es necesario emprender.
He puesto la mirada en aquel primer día y hoy ya han quedado atrás noventa y nueve entradas en este blog. En cada una de ellas he dejado un instante de imaginación, hablando del paso del tiempo, de los recuerdos y del olvido, del silencio, de la ausencia, de los problemas cotidianos, de la muerte, del amor,…. en definitiva, de los instantes de la vida.
Cien, 100. En letras o en números. Cuando se llega a él todo parece acabar, pero también se produce el inicio de un camino, el comienzo de una nueva etapa que nunca pensé que podría llegar. Un día decidí que al llegar a esta entrada lo dejaría todo, quizás como un legado de vanidad para algunos, o de simple inexistencia para la gran mayoría. Abandonaría este proyecto personal, como es el de compartir aquellas ideas que se vienen a la cabeza y que decides plasmar y dejarlas por escrito, en lo que antes era un papel y ahora es la pantalla de un ordenador. Y lo haría con todas sus consecuencias, con lo bueno y con lo malo. Sin embargo, cuando ves que llega el final, tomas consciencia de que ahora todo vuelve a empezar. Pero claro, ya no es lo mismo, ahora el punto de partida es otro. Tu forma de ver lo que te rodea ha cambiado y empiezas a comprobar y valorar otros aspectos de la vida, que quizás un día pasaron por tu lado sin mayor importancia y que ahora los ves con la mirada de un tiempo vivido.
Y cuando llego a cien, a este número emblemático, me detengo y compruebo que algo de despedida sí que existe. De repente llega a mi cerebro esa palabra que he intentado muchas veces evitar, de eliminar por miedo a conocer lo que habría detrás de ella. Esa palabra que apenas utilizo en mi vocabulario porque siempre pensé que tras sus letras no queda nada más. Ese vocablo compuesto por cinco letras, que apenas sale de mis labios y cuando lo escucho, intento casi ignorar. El adiós es una despedida sin retorno, es la puerta del olvido, cuya cerradura tiene una llave oxidada de recuerdos. El adiós se convierte en ese abismo de oscuridad que no tiene ya un fondo para caer desvanecido. El adiós es un fin indeseable que nadie quiere escuchar.
Sin embargo, una tarde aprendí que el adiós es un hola. Que una despedida es una puerta abierta para conocer otro mundo, otra mirada, otra palabra. Una tarde aprendí que una «casualidad» convirtió el adiós en una rotonda con diferentes vías de salida, que te llevan de repente a otro recorrido, que te enseña que siempre hay otras baldosas que pisar, que recorrer y vivir. Y descubres que la vida es eso, una despedida continua, un adiós que se transforma en un hola, un cruce de caminos entre el fin y el principio, que se transforma en principio y fin. Es el anochecer que despide al día, para regresar al amanecer. Y una vida que se marchita para llegar a ser muerte y en ese instante volver a nacer.
Una tarde aprendí que aquella palabra, ese adiós, no cerró puerta alguna. Que ese adiós no llevaría al olvido, porque detrás de esa puerta existe otro camino que debemos emprender y siempre veremos que una despedida nunca se convirtió en un adiós, sino en un hasta otro momento, un hasta luego teñido de otros colores, de otras palabras que ahora se han transformado y que han vuelto a ser un nuevo amanecer.
Cuando has dicho a alguien adiós, sientes un gran vacío en el alma, pero al mismo tiempo, un gran alivio.
Ahora, prefiero un «hasta luego», y así, dejo la puerta abierta a quien yo deseo.
Gran reflexión.
Enhorabuena, casi vecino.
Muy bonita esta última entrada, aunque no creo que el adiós sea la puerta del olvido. Sí estoy de acuerdo en que la llave está llena de recuerdos oxidados. No dejes que se nos oxiden los recuerdos de tus bonitas entradas.
Muchas gracias por tus palabras.
Si no es aquí, será en otro lugar donde las palabras encuentren su sitio, pero por lo pronto seguiremos dejando las letras navegar en este blog.
De nuevo muchas gracias
Un abrazo enorme