LOS DESVARÍOS DEL OLVIDO

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Cae la tarde.
Ella, sentada en su sillón de inerte mecía acunada,
espera a la noche que se vista de oscuridad.
Su mirada, perdida,
en la ventana abierta
de un horizonte de futuro con pasado olvidado,
teje entre sus dedos un instante.
La tarde se marcha, para no volver.

Llega la noche, disfrazada.
Silencio de momentos difusos,
callados los instantes del ayer.
Hay recuerdos dormidos
que los desvaríos del olvido
se encargan de despertar.
Traer al presente un recuerdo.
de regreso del desierto de una memoria
donde las huellas se han borrado por tempestades de arena.

Cae la noche.
La madrugada no duerme.
¡Tú!,
en  tu enfermedad,
sólo quieres recordar.

LOS REMIENDOS DEL OLVIDO

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Dicen que los olvidos no tienen puertas de regreso,
eso dicen los cerrojos oxidados
y las llaves que fueron lanzadas al mar.
Dicen que en la primavera florece el aroma y el color,
eso dicen las flores secas de invierno
cuando el frío, un día llegó.
Dicen que un día sonó el acorde de una guitarra,
eso dicen las cuerdas que un día la abandonó
y el traste que no soportó el dolor.
Dicen que existen pintores que tienen paletas con acuarelas,
eso dice el carboncillo
que un día dibujó el contorno de un recuerdo.
Dicen que la memoria guarda en algún lugar los olvidos,
eso dicen los recuerdos que aparecen como remiendos,
como remiendos de los olvidos que fueron descosidos por un momento.

A CONTRALUZ

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La cama sin deshacer del amanecer,
la inmóvil mecedora de sueños desvanecidos.
Las cortinas descorridas de la noche,
el tapaluz de una ventana tapiada.
Espejos que reflejan la oscuridad.
Contraluz.

El horizonte sin bruma del atardecer,
los rayos de sol entre un cielo vestido de nubes.
Desierto de arena mojada,
lluvia seca de lágrimas.
La envidiosa noche que anheló la luz.
Contraluz.

La fotografía que nunca dejó un recuerdo,
el olvido que siempre estuvo presente.
Estanterías de libros sin palabras,
una radio muda de música y voces
y que sintoniza el silencio.
Contraluz.

Laberintos y calles sin salida,
de eterno retorno al final.
Mapas sin longitud ni latitud,
rutas de un destino escrito y por escribir.
Contraluz.

Charlatanes de feria en auditorios de soledad,
caminar sentado desde un incómodo sillón.
Como querer estar en paz sin haber estado antes en guerra,
somos soldados de plomo fundido.
Momentos de la vida que dibujamos a contraluz.