Reloj, de pasado sol y arena,
encierra la música del paso de las horas,
en su moderna máquina de acero.
Comienza su frenesí,
¿dónde ha dejado la pausa de su lento caminar?
En su interior, bajo su cristal,
las afiladas dagas cortan el aire
de un espacio sin oxigeno que se hace irrespirable,
caminando sobre sus pasos acompasados
dejando atrás lo que un día fue,
y tal vez no quiso ser.
En algún lugar de algún momento
tormentas y calmas se encuentran
en esa deriva del juego del tiempo.
Futuro y pasado cruzan sus miradas,
se saben distantes, alejados en silencio
en un presente que olvidamos,
abandonado a ese azar
que se desnuda con ese nombre que llamamos destino.
Eso que llamamos destino…
Humanos y manecillas dejando detrás todo e inevitablemente caminando hacia adelante. El final es hermoso.
Gracias 🙂
Manecillas que son bisturís de un cirujano indestructible.
Enhorabuena por esas palabras que nos advierten de la deriva.
https://carlosclari.wordpress.com
Gracias por leerme y por sus palabras
Ya podía disminuir su ritmo ese maldito reloj…