Cada tarde me asomaba entre las rejas
con el anhelo de acariciar tu cuerpo,
emergente de un mar de flores
que soñaban ser infieles a sus sueños.
Acercarme a ti convertí mi deseo,
para acariciar tu piel
y escuchar tu vida,
pero allí estabas alejado de mí
en la distancia rota por aquella reja maldita.
La luz de cada tarde te enredaba,
y cuando los rayos del sol querían ser amantes
y poseer tu cuerpo,
el rugir de tu voz cualquier deseo alejaba.
Tus cabellos acariciados por el viento
hicieron sonar notas de música en el silencio
y permaneciste callado,
porque tus palabras….
tus palabras sólo tenían un dueño.
¡Quise tenerte, sentirte, amarte!,
¡convertirte en un cuerpo infiel!,
perder tu alma,…
pero me alejaste con tu silencio,
con la vieja sabiduría del que ha vivido muchos años.
Superé mis miedos,
traspasé las rejas y quise acariciarte
pero me dijiste que no era mío,
que aquel cuerpo ya tenia un dueño.
Aquella tarde descubrí tu amor,
tu amante oculto.
A las manos delicadas de quien te abrazaba cada día,
la mujer de tus sueños,
a la Reina de tu mundo.
Abrazada a ti mi viejo Nogal
se encontraba ella,
la única que supo escuchar tu voz,
la que sintió tu fuerza y tu pasión.
Es tan bello y emotivo que no tengo palabras. Quizá un día puedas ver ese bello, viejo, amado y protector nogal de mi alma.
Gracias!!
R
Precioso.