SE TRASPASA

 

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El sonámbulo que camina a media noche
en un apartamento de una habitación,
sorbe el poso de un café frío.

Una luna llena que se asoma al atardecer
abandona a las estrellas
en la cuneta de la vía láctea.

El flash de una cámara réflex
que revela el negativo 
de una fotografía en blanco y negro.

Una primavera a cinco grados bajo cero
que ha dejado a las floristerías
con el cartel de Se traspasa.

TU HOMBRO IZQUIERDO

 

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Cuando extiendo mi mano
tengo miedo a las sábanas frías,
a que no estén arrugadas
en esta cama deshecha.
A descorrer las cortinas
para que la oscuridad nos invada
y se escuchen las voces
de esos que ahora regresan al amanecer.

Cuando extiendo mi mano
tengo miedo a despertar
sin ver tu espalda desnuda,
a no poder acariciar tu nuca
mientras beso tu hombro izquierdo.

CINCO CURVAS

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120. 100. 60. 30.

No arde el asfalto
en este otoño de hojas secas
que rebosan las cunetas.
No quema el alquitrán
de esta carretera,
que muda día a día
la piel de una serpiente disfrazada,
que me envenena de morfina,
paracetamol y metamizol.

Qué destino de interrogantes existe
tras la mugre del monóxido de carbono
que oculta la ciudad sin nombre.
De esa urbe apartada en tierra de nadie,
de nada,
de todo.

Punto y final. Acabaron aquí los versos. Llama a la puerta aquella prosa que se mira de frente ante cinco curvas sin descanso. Una montaña rusa te levanta el estómago, te suelta de las cuerdas de un trapecio en el vértigo de dos manecillas de un reloj que te abren como el bisturí de un carnicero; te exhala el último suspiro antes de cruzar por aquellas puertas, selladas por las huellas de unas manos que se deslizan por el cristal, sujetándose a una esperanza que se pierde en el abismo del miedo; te arrojan a un cubo de basura que será olvidado en un vertedero entre flores de plástico. Punto y final. La prosa no muere, pero calla, se calla, se calla; se calla de una vez.

El tiempo se detiene
la garganta se ahoga,
los ojos cerrados
en las huellas de una frenada
que ven pasar las horas y los días,
los días en esa eterna pregunta, de qué día es.
Se marcha en el cambio de turno
con la lluvia imperdonable de este otoño,
de un octubre sin atardecer.

30. 50. 100. 120.