¡OBJETIVO CUMPLIDO!

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El tiempo corre y nosotros con él. Y en esa vorágine en la que estamos inmersos, a veces tenemos la sensación de que se diluyen los momentos entre recuerdos que se difuminan por el paso de los días enmascarados entre semanas, y de semanas  que se pierden entre los meses que se nos echan encima de nuestras vidas. Sin embargo, hoy hemos tenido la oportunidad de detener los relojes para volver a recrear los inicios de Historias de una casapuerta (Editorial Libros.com), y para  compartir anécdotas que han sucedido a lo largo de estos dos años de vida.

Hoy el tiempo se ha detenido, y lo ha hecho para que Historias de una casapuerta cumpla uno de sus objetivos. Hoy hemos podido hacer realidad aquel compromiso que adquirí con Rolucán (Asociación Rota Lucha contra el Cáncer), de destinar los beneficios económicos por la venta de este libro a su favor, y de esta manera  ayudar en la medida de lo posible a la gran labor que se viene realizando por esta entidad.

Hoy el tiempo se ha detenido, y lo volvería a detener.

PARECE QUE FUE AYER

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Evocamos los momentos vividos, y aunque pueden estar más o menos lejos en el tiempo, la memoria es capaz de convertir el pasado en presente. A veces son pequeños detalles, casi imperceptibles, los que con el paso de los días se convierten en grandes instantes. Instantes que se esconden en palabras e imágenes que retenemos para siempre, y que nos ayudan a seguir adelante y mirar el futuro con otra perspectiva.

Ahora que se cumple un mes de la presentación de Historias de una casapuerta (Editorial Libros.com), prefiero que sean las imágenes las que nos traigan a todos el recuerdo de aquel encuentro, de aquella tarde noche del 25 de febrero de 2016, que aunque algo fría por lo climatológico -lo normal en esas fechas, aunque este año haya sido un tanto atípico-, se llenó del calor y del afecto de todos los que allí estuvieron, y de los que no pudieron asistir, pero que me hicieron llegar sus mensajes de apoyo.

Las palabras evocan imágenes, dijo Antonio Bernal, mi presentador aquella noche, pero mi amigo de toda y para toda la vida. Y dejemos la mente limpia, sin imágenes, y que sean los versos de A contraluz, los que nos llenen de imágenes, nos dijo Lola, en la introducción de su magnífica lectura de este poema que se encuentra incluido en Historias de una casapuerta (Editorial Libros.com).

Recogiendo aquella idea de imágenes sobre las palabras a la que ambos aludieron, es por lo que quiero que hagamos un momento de regresión a aquella tarde noche, y de nuevo nos encontremos en la Bodega La Mina. Un lugar donde el flamenco y el carnaval reina por cada rincón, se convirtió, por unas horas, en un espacio literario. Un lugar donde los primeros ejemplares fueron llegando a sus futuros lectores gracias a la Librería Papelería Kaprichio. Un lugar, donde por unas horas, nos encontramos muchos y buenos amigos y familiares que estuvieron a mi lado. Y como no, a mi gente de ROLUCAN, porque si me permitís, digo «mi gente» en sentido posesivo, porque habéis entrado a formar parte de mi vida.

Os dejo con una selección de imágenes que fueron captadas por la empresa David Pazos Fotógrafo. Y os dejo con ellas porque parece que fue ayer.