Cuando le puse título al próximo libro que verá la luz dentro de pocas semanas, tuve la extraña sensación de que aquel viaje que comenzó en el andén de la estación de El Puerto de Santa María había llegado a su final. Nunca imaginé que aquellos versos escritos en el trayecto a Madrid culminaran de esta manera, pero tal vez, sin darme mucha cuenta de ello, había llegado la hora de cerrar un triángulo que me ha acompañado en estos años.