Es la noche,
siempre la noche.
La que le arranca al día las pesadillas,
la que me separa de tu lado,
entre caricias sin piel.
La que me acerca a tu olvido.
Somos un binomio en la oscuridad.
DESTINOS

SIN PALABRAS
Sin palabras en el aire.
No fue silencio.
El viento eterno que viene y va,
que nos lleva y nos trae de este mundo
de un sueño a esta realidad.
Sin palabras en la hoja desnuda.
No fue silencio.
La blancura de su piel se dejó tatuar
por la tinta del deseo difuminado en el tiempo,
entre el paso de las horas que se rompen a su caminar.
Sin palabras en la noche.
No fue silencio.
Fronteras impensables de dos miradas en la oscuridad,
de la luz añorada que el pasado se llevó sin mirar.
Sin palabras en las caricias.
No fue silencio.
Roces de piel callados
fueron susurros de una voz en la madrugada.
Con palabras en nuestros ojos,
llegó el silencio en los labios olvidados.
Palabras que un día fueron heridas
hoy se desnudan en el abrazo soñado de cada amanecer.