¿SUBE O BAJA? (2ª parte)

 

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Cuando dejas de fingir, respiras. Cuando dejas de mentir, vives. Cuando revelas un secreto…cuando revelas un secreto, tu mejor amigo se convierte en tu peor enemigo. Sin detenerme en esto último porque daría para otra historia, lo fingido ya parece pertenecer a un pasado muy lejano, y eso que hace sólo unos segundos que el secreto ha sido revelado, que la mentira se ha convertido en una verdad, y que fingir, ya no es ese trapo que te tienes que poner cada mañana para salir a la calle.

Quince años da para mucho. O para poco, según se mire. Pero quince años viviendo en un piso de treinta metros cuadrados de la decimonovena planta de un edificio que domina el horizonte de la ciudad, no es cualquier cosa. Son quince años que finges ser el puto amo de todo. Quince años que te sientes en la cima del mundo. Pero quince años en los que no pasa un día en el que cuando te acercas a la ventana, te siguen temblando las piernas. Son muchos días los que sientes cómo el viento azota los cristales, son demasiados los días en los que escuchas una lluvia ensordecedora. Son quince años donde los únicos pájaros que se posan en el alféizar de la ventana, tienen los ojos enormes, que se quedan observándote y con sus picos golpean esos cristales arañados por el olvido. Sé que más de uno dirá que vaya estupidez de confesión es la que acabo de realizar, pero para un paleto como yo, acostumbrado a no separar los pies de los adoquines de la calle, de estar pegado tantas horas al asfalto de la carretera, la única tabla de salvación de este mal de alturas es ese bendito ascensor que está frente a la puerta de mi casa, y que se pasa toda su vida subiendo y bajando, pero que me salva de estar encerrado en este nido de buitres donde me encuentro.

Cada día, a las seis de la mañana, lo escucho llegar. Cada día, a la misma hora, en esa rutina convertida en ritual, espero a que se abran sus puertas. No tiene prisas, lo hace lentamente.

Continuará 

PARECE QUE FUE AYER

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Evocamos los momentos vividos, y aunque pueden estar más o menos lejos en el tiempo, la memoria es capaz de convertir el pasado en presente. A veces son pequeños detalles, casi imperceptibles, los que con el paso de los días se convierten en grandes instantes. Instantes que se esconden en palabras e imágenes que retenemos para siempre, y que nos ayudan a seguir adelante y mirar el futuro con otra perspectiva.

Ahora que se cumple un mes de la presentación de Historias de una casapuerta (Editorial Libros.com), prefiero que sean las imágenes las que nos traigan a todos el recuerdo de aquel encuentro, de aquella tarde noche del 25 de febrero de 2016, que aunque algo fría por lo climatológico -lo normal en esas fechas, aunque este año haya sido un tanto atípico-, se llenó del calor y del afecto de todos los que allí estuvieron, y de los que no pudieron asistir, pero que me hicieron llegar sus mensajes de apoyo.

Las palabras evocan imágenes, dijo Antonio Bernal, mi presentador aquella noche, pero mi amigo de toda y para toda la vida. Y dejemos la mente limpia, sin imágenes, y que sean los versos de A contraluz, los que nos llenen de imágenes, nos dijo Lola, en la introducción de su magnífica lectura de este poema que se encuentra incluido en Historias de una casapuerta (Editorial Libros.com).

Recogiendo aquella idea de imágenes sobre las palabras a la que ambos aludieron, es por lo que quiero que hagamos un momento de regresión a aquella tarde noche, y de nuevo nos encontremos en la Bodega La Mina. Un lugar donde el flamenco y el carnaval reina por cada rincón, se convirtió, por unas horas, en un espacio literario. Un lugar donde los primeros ejemplares fueron llegando a sus futuros lectores gracias a la Librería Papelería Kaprichio. Un lugar, donde por unas horas, nos encontramos muchos y buenos amigos y familiares que estuvieron a mi lado. Y como no, a mi gente de ROLUCAN, porque si me permitís, digo «mi gente» en sentido posesivo, porque habéis entrado a formar parte de mi vida.

Os dejo con una selección de imágenes que fueron captadas por la empresa David Pazos Fotógrafo. Y os dejo con ellas porque parece que fue ayer.