El coche fantástico

Hubo un tiempo donde todos soñábamos con el coche fantástico. Y tanto fue el sueño a la fuente, que aquel sueño se cumplió. Tal vez, los más jóvenes no recuerden aquel coche capaz de transportarnos en el tiempo. Regreso al futuro nos hizo viajar en el espacio temporal, ir del futuro al pasado y, mientras, jugar con el presente. Pero aquel coche del tiempo no fue el único. Años antes, otro cacharro de cuatro ruedas se coló en nuestras casas, en este caso por la pequeña pantalla de nuestros televisores. Ese sí que era un coche para soñar. Una máquina potente, con todos los extras posibles y que te hablaba al más puro estilo de inteligencia artificial.

En la actualidad estamos acostumbrados a un aluvión de seriales y películas de todo tipo, pero en aquellos años, estar dentro de un coche capaz de casi todo, era jugar con el futuro y los sueños, como lo hizo Julio Verne y otros tantos escritores de ciencia ficción.

La serie tenía de todo. Cuando digo de todo es de todo. Bien mirado con la distancia del tiempo, seguramente aquella serie de televisión tendría incorporado algo de machismo y el papel de la mujer, por supuesto con belleza añadida, estaba relegado en su función de jefa de taller. Tal vez, esto último podría ser considerado algo positivo. Opiniones para todos los gustos habrá.

Aquel coche negro con luces rojas de discoteca en el frontal se abría paso por las calles y las carreteras de Norteamérica. Era una especie de superhéroe mecánico. Un justiciero a su manera. Kitt por aquí y Kitt por allá. Que aquel coche tuviese nombre también fue toda una novedad.

El coche fantástico, ¿qué será de él?

Curiosamente, muchos años después, tras el colapso provocado por la pandemia del COVID, nuestros gobernantes han recuperado a su manera el nombre de este coche.

Aprovechando la lluvia de millones de euros de algo que suena tan rimbombante como New GenerationEU, desde las altas esferas quieren que el mundo empresarial se digitalice de una vez y han bautizado la iniciativa con un nombre similar al coche fantástico: Kit Digital.

No tengo claro dónde llegaremos, pero de lo que sí soy testigo (y afectado) es de la nefasta puesta en marcha de este programa de ayudas. El iluminado o iluminada que ha diseñado esta iniciativa ha creado un producto que beneficia a unos pocos, perjudica a muchos y dudo mucho que alcance sus verdaderos objetivos.

Al final, no sé dónde acabaremos, pero lo que sí tengo claro que con esta iniciativa hemos pasado de aquel coche fantástico a que nos vendan una moto.

Una moto que no funciona.


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